Sentada en el césped, me concentro en un fantástico libro de aventuras tan emocionantes que hacen que me olvide completamente de la realidad que me rodea, no creo que nadie pueda sacarme de mi ensoñación, pero entonces aparece un olor familiar a pino, madera y hojas de té que me obliga a levantar la vista y ahí está él a pocos metros de mi lugar en el césped, vestido con un pantalón de ejercicios y una sudadera color blanco. Sus ojos azules como el cielo y el mar se encuentran con los míos del color de la tierra y me regala una pícara sonrisa, hago ademán de levantarme, pero el me indica con una mano que no lo haga,entonces se acerca a mi y se sienta a mi lado; yo coloco mi libro a un lado y entrelazamos nuestras manos. Nos ponemos uno al frente del otro y nos observamos por un largo rato; siento un impulso que me hace querer besarlo, perderme en sus labios y en sus brazos de tal manera que se me olvide hasta mi nombre, pero lo controlo. El se acerca un poco mas a mi, hasta que nu...