- Tengo miedo- digo
-
No tienes porque, no voy a lastimarte…- me respondes dulcemente
- ¿Cómo puedo estar segura de
eso?- pregunto con un nudo en la garganta
- ¿No confías en mi?- preguntas
- Si, lo hago… pero...
- Pero no tienes nada que temer,
se que muchas personas te han fallado pero yo no lo haré… - dices
interrumpiéndome y tomando mi rostro en tus manos.
Miro tus ojos y sé que no hay mentira en ellos. Sonrío
tímidamente y me pides que cierre los ojos, el miedo sigue presente y lo dudo
un segundo, luego acaricias mi mejilla con tu dedo índice y finalmente los
cierro. De igual manera estoy muy tensa, lo notas, trasladas tus manos a mis
hombros y los masajeas suavemente.
-
No te voy hacer daño, te lo prometo, eres demasiado
importante para mí… Yo solo quiero hacerte feliz…- susurras suavemente en mi
oído. Asiento con mi cabeza a tus palabras y me siento mas relajada.
Besas suavemente el lóbulo de mi oreja, mandando descargas
de corriente eléctrica por toda mi piel, vuelvo a tensarme, a pesar de que se que
no me harás daño no logro controlar mi miedo. Me tomas de las manos y me las
sostienes fuertemente…
-
Todo está bien… - vuelves a susurrar mientras que con
el dedo pulgar acaricias mis manos.
Logro tranquilizarme y comienzas a besar suavemente mis mejillas,
mi frente, mis ojos, mi nariz, susurrándome palabras lindas como te quiero,
pase lo que pase voy a estar contigo, prometo nunca herirte y creo en ti, me
relajo totalmente y te suelto las manos, pero solo para poner los brazos
alrededor de tu cuello, comienzo a sentir una necesidad enorme de que coloques
tus labios sobre los míos, pero no lo haces y en vez de eso, los llevas hacia
mi cuello y me acercas mas hacia ti colocando tus manos en mi cintura.
Acaricias suavemente mi cabello, aun con tus labios saboreando la curvatura de
mi cuello, en ese momento me siento tan relajada que ya no puedo recordar el
porque tenia tanto miedo.
Suspiro y finalmente tus dulces labios se encuentran
suavemente con los míos, delineas con tu
lengua mi labio inferior, mis piernas se convierten en gelatina, y me aprieto
mas contra ti, ya no hay miedo, solo se que necesito de ti. Profundizas el
beso, tu lengua saborea cada rincón de mi boca y me siento en el cielo, ahora
solo no quiero que el beso termine. Tus manos acarician suavemente mi espalda y
las mías tu cabello. Seguimos besándonos por largo rato y cuando siento que se
me acaba el aire para respirar a regañadientes me separo sin dejar de
abrazarte, mordiendo levemente tu labio inferior.
-
Gracias- digo sobre tus labios.
Me regalas una sonrisa tan hermosa que solo pienso en volver
a besarte. Pero me contengo. Y dices:
-
No hay de qué… Yo haré lo que sea para que seas feliz,
lo que sea, ¿Lo entiendes?
Sonrío porque se que es así. Y le pregunto:
-
¿Puedo pedirte algo?
-
Lo que quieras…
-
Solo quédate y no te vayas…
-
No lo haré…- respondes firmemente.
Y esta vez ya no me contengo busco tus labios
y te beso suave y lento, me respondes gustoso y me aprietas contra ti
fuertemente. Nos besamos por largo rato hasta que nos olvidamos hasta de
nuestros nombres. Y así me siento total y completamente feliz.
Bueno estan son cosas que a veces vienen de la nada, espero que les guste.
Andre
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