Gotas de lluvia resbalan por mi ventana, llueve con tanta fuerza que el techo pareciera que fuera a caerse, pero me gusta ese sonido, es relajante; afuera, el cielo esta nublado y gris. A veces ese clima suele ponerme triste, pero hoy no. Porque hoy no importa si hace frío, calor, si nieva, si cae granizo o fuego, ¿La razón? la persona más importante para mí esta aquí, junto a mí, bajo mi techo, bajo mi sabanas, sonriéndome y haciéndome pucheros:
-¿Por qué te levantas y me dejas solo aquí? ¿No ves que está haciendo frío?
- Quería prepararte el desayuno, ¿Sabes? consentirte, hace tiempo que deseaba hacerlo- digo sonriéndole de vuelta desde la ventana.
- Pero yo te quiero aquí, abrazada a mí, espere mucho tiempo para poder estar aquí, quiero aprovechar todo el tiempo que sea posible junto a ti..-dice haciéndome sonrojar.
-Sí, yo también he esperado por un largo rato y no quisiera despegarme de ti ni un segundo...Pero...- él rueda los ojos y yo me río- No te rías, debemos comer...
- Pero...- dice intentando imitarme
- Pero nada señorito, prepararé el desayuno, te lo daré y luego nos quedaremos abrazados todo el día.
-Esta bien, tu ganas, pero no me voy a quedar aquí.
Él se levanta de la cama, agarra mi mano y nos dirigimos a la cocina, se sienta y me observa cocinar, como pongo el sartén a calentar, bato los huevos, como preparo la masa de panqueques; no nos decimos nada, él solo me ve y yo siento mis mejillas arder, un ardor que me gusta, porque soy inmensamente feliz. Estuve en la espera de este momento por lo que pareció ser un siglo. Él y yo nos conocimos por casualidad mientras esperábamos un tren, yo estaba distraída con un libro y sin querer lo tropecé, mi libro cayó al suelo, él muy amable lo recogió, me lo entrego y cuando sus ojos se cruzaron con los míos, sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo, nos sonreímos y nos presentamos, hicimos el viaje juntos, compartimos alguna que otra anécdota y ese día me enamoré a primera vista. Sí, pensé que solo pasaba en los libros, pero me pasó, claro en ese momento no lo dije, no era tan ilusa como para pensar que él se había enamorado así de mí. Luego de ese primer encuentro, existieron muchos más, él se convirtió en mi mejor amigo y yo en su mejor amiga; más sin embargo mi amor por él seguía creciendo y creciendo cada vez que lo veía, pero tenía tanto miedo de perder su amistad, de no ser correspondida... Hasta que el día menos esperado...
Estaba como siempre esperando el tren, pero más que esperar el tren, lo esperaba a él... con emoción y mariposas en mi estómago, soñando con ser valiente y decirle que lo amo. Me distraigo y no me doy cuenta cuando llega, me sorprende regalándome una mirada y una sonrisa de esas que me matan:
-¿Esperaste mucho rato? - pregunta
-No- contesto
-¿Qué te parece si hoy volvemos caminando?- sugiere
- ¿No es como lejos?
- Lo es, pero a mi nadie me esta esperando... a ti ¿sí? - pregunta con timidez
- No absolutamente nadie- le digo sonriendo, emocionada porque pasaremos mucho más tiempo juntos que de de costumbre.
Coloca una de sus manos sobre mi cintura y yo lo abrazo también, caminamos así, sin hablar, observando la luna que esta redonda, grande y brillante con muchas estrellas a su alrededor, me siento tan feliz que estoy a punto de decirle lo que siento. Cuando estoy a punto de hablar, él me mira y habla primero, susurrando mi nombre como si fuera la cosa más hermosa de decir:
- Desde la primera vez que te vi me enamoré de ti, quizás te parecerá absurdo y loco, pero así lo sentí... y cada vez que te veo me enamoró más de ti y he tenido tanto miedo de mostrar lo que siento por miedo a que te vayas, no quiero perderte... - mi corazón comienza a latir erráticamente, estoy tan emocionada, tan feliz que una lágrima comienza a rodar por mi mejilla- ¿Por qué lloras? - dice con su voz a punto de quebrarse.
- No lloro porque no sienta lo mismo que tú, lloro porque yo siento eso mismo desde el primer día que te ví, me siento exactamente igual a ti- le digo feliz.
Nos sonreímos, nuestras miradas se encuentran, nos abrazamos fuerte, nuestras frentes quedan juntas, él roza suavemente mis labios, yo siento que voy a desmayarme, me besa,lo beso, suave, lento, disfrutando el momento, diciéndonos el montón de cosas que por miedo hemos callado. Nuestro beso comienza a tornarse intenso, no quiero esperar, quiero estar con él, recorrer cada centímetro de su piel y sentir sus labios en cada centímetro de la mía. Lo invito a casa, cuando llegamos no nos molestamos en encender las luces, la ropa comienza a volar por todas partes, nos tocamos, nos besamos, nos acariciamos, hacemos el amor, él es mío y yo soy suya. Comienza a llover y me convierto en la mujer más feliz del universo entero.
-¿Por qué te levantas y me dejas solo aquí? ¿No ves que está haciendo frío?
- Quería prepararte el desayuno, ¿Sabes? consentirte, hace tiempo que deseaba hacerlo- digo sonriéndole de vuelta desde la ventana.
- Pero yo te quiero aquí, abrazada a mí, espere mucho tiempo para poder estar aquí, quiero aprovechar todo el tiempo que sea posible junto a ti..-dice haciéndome sonrojar.
-Sí, yo también he esperado por un largo rato y no quisiera despegarme de ti ni un segundo...Pero...- él rueda los ojos y yo me río- No te rías, debemos comer...
- Pero...- dice intentando imitarme
- Pero nada señorito, prepararé el desayuno, te lo daré y luego nos quedaremos abrazados todo el día.
-Esta bien, tu ganas, pero no me voy a quedar aquí.
Él se levanta de la cama, agarra mi mano y nos dirigimos a la cocina, se sienta y me observa cocinar, como pongo el sartén a calentar, bato los huevos, como preparo la masa de panqueques; no nos decimos nada, él solo me ve y yo siento mis mejillas arder, un ardor que me gusta, porque soy inmensamente feliz. Estuve en la espera de este momento por lo que pareció ser un siglo. Él y yo nos conocimos por casualidad mientras esperábamos un tren, yo estaba distraída con un libro y sin querer lo tropecé, mi libro cayó al suelo, él muy amable lo recogió, me lo entrego y cuando sus ojos se cruzaron con los míos, sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo, nos sonreímos y nos presentamos, hicimos el viaje juntos, compartimos alguna que otra anécdota y ese día me enamoré a primera vista. Sí, pensé que solo pasaba en los libros, pero me pasó, claro en ese momento no lo dije, no era tan ilusa como para pensar que él se había enamorado así de mí. Luego de ese primer encuentro, existieron muchos más, él se convirtió en mi mejor amigo y yo en su mejor amiga; más sin embargo mi amor por él seguía creciendo y creciendo cada vez que lo veía, pero tenía tanto miedo de perder su amistad, de no ser correspondida... Hasta que el día menos esperado...
Estaba como siempre esperando el tren, pero más que esperar el tren, lo esperaba a él... con emoción y mariposas en mi estómago, soñando con ser valiente y decirle que lo amo. Me distraigo y no me doy cuenta cuando llega, me sorprende regalándome una mirada y una sonrisa de esas que me matan:
-¿Esperaste mucho rato? - pregunta
-No- contesto
-¿Qué te parece si hoy volvemos caminando?- sugiere
- ¿No es como lejos?
- Lo es, pero a mi nadie me esta esperando... a ti ¿sí? - pregunta con timidez
- No absolutamente nadie- le digo sonriendo, emocionada porque pasaremos mucho más tiempo juntos que de de costumbre.
Coloca una de sus manos sobre mi cintura y yo lo abrazo también, caminamos así, sin hablar, observando la luna que esta redonda, grande y brillante con muchas estrellas a su alrededor, me siento tan feliz que estoy a punto de decirle lo que siento. Cuando estoy a punto de hablar, él me mira y habla primero, susurrando mi nombre como si fuera la cosa más hermosa de decir:
- Desde la primera vez que te vi me enamoré de ti, quizás te parecerá absurdo y loco, pero así lo sentí... y cada vez que te veo me enamoró más de ti y he tenido tanto miedo de mostrar lo que siento por miedo a que te vayas, no quiero perderte... - mi corazón comienza a latir erráticamente, estoy tan emocionada, tan feliz que una lágrima comienza a rodar por mi mejilla- ¿Por qué lloras? - dice con su voz a punto de quebrarse.
- No lloro porque no sienta lo mismo que tú, lloro porque yo siento eso mismo desde el primer día que te ví, me siento exactamente igual a ti- le digo feliz.
Nos sonreímos, nuestras miradas se encuentran, nos abrazamos fuerte, nuestras frentes quedan juntas, él roza suavemente mis labios, yo siento que voy a desmayarme, me besa,lo beso, suave, lento, disfrutando el momento, diciéndonos el montón de cosas que por miedo hemos callado. Nuestro beso comienza a tornarse intenso, no quiero esperar, quiero estar con él, recorrer cada centímetro de su piel y sentir sus labios en cada centímetro de la mía. Lo invito a casa, cuando llegamos no nos molestamos en encender las luces, la ropa comienza a volar por todas partes, nos tocamos, nos besamos, nos acariciamos, hacemos el amor, él es mío y yo soy suya. Comienza a llover y me convierto en la mujer más feliz del universo entero.
Wow, realmente intenso, directo y sutil a la vez, me ha gustado mucho. Dos encuentros que los cambiaron a ambos :D
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