En el frío de mí cuarto, observo el techo blanco sin formas abstractas que me distraigan, aún así siempre me quedo absorta viéndolo, bajo la mirada hacia las paredes, me encuentro con nuestra foto, aquella que nos tomamos hace ya bastante tiempo, cuándo no podiamos vivir el uno sin el otro, ese tiempo dónde sí no sabía nada de ti, sentía que me moría, que me faltaba algo, no sé si tú eras igual conmigo. Me percato de que no me había dado cuenta del momento en que las cosas cambiaron, de que ya no te necesito como solía hacerlo, aprendí a vivir sin ti. Y sí no te he olvidado, por algo aún conservo nuestra foto, tus cartas, tus regalos... No niego que te extraño, porque realmente lo hago, te extraño más de lo que me gustaría, pero no me atrevo a reintentar que todo vuelva a ser como antes; me gusta lo fuerte e independiente que soy, es genial cuándo uno aprende a ser autosuficiente en muchos aspectos de la vida. Me quedo con nuestros buenos recuerdos y con los que quizás o no tendremos...
Prometiste que nunca te irías… No cumpliste tu palabra y me dejaste vacía… No encuentro las palabras para expresar el dolor que siento… ¿Sabes? Pensé que siempre estarías conmigo, en mis alegrías y en mis tristezas… Pero no, te fuiste y yo sigo aquí preguntándome ¿Por qué lo hiciste? Sé que no es tu culpa, pero me hubiera gustado pasar más tiempo a tu lado, que vieras mis sueños realizados… que me abrazaras fuerte cuando fracasara y aun mas fuerte cuando lograra algo. A veces cuando suena el teléfono, aun tengo la esperanza de que seas tú… eras el único que velaba por mi bienestar… el que siempre estaba pendiente hasta de lo más mínimo… pero hoy no estás aquí físicamente… Quisiera poder volar hacia dónde estás, darte un abrazo, un beso, decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que me haces falta… lo mucho que deseo que estés aquí… pero no me queda nada si no recordar todos los buenos momentos que pasamos juntos… Siempre estás aquí, dentro de mis pensamientos y mi corazón… ...
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